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La nueva carrera espacial, un viaje de poderosos

En los últimos años, las grandes corporaciones han levantado su vista hacia las estrellas y han dado lugar a una nueva carrera espacial. Una empresa que ha provocado un cambio en el paradigma en el que vivimos desde mediados del siglo pasado y que tendrá consecuencias para la humanidad entera. ¿Será el Universo un nuevo patio de recreo para los poderosos? ¿Crearemos un clasismo estelar?

Elon Musk vs Jeff Bezos

En las últimas décadas, el espacio se ha abierto a las grandes empresas privadas. Millonarios como Elon Musk o Jeff Bezos han convertido en realidad su deseo infantil de ser astronautas, convirtiéndose en los primeros organismos no públicos que alcanzan las estrellas. Sin embargo, a medida que ha pasado el tiempo, da la sensación de que se han ido apoderando del cielo nocturno y más allá, en una nueva carrera espacial con el objetivo de conseguir ser el primero en establecer una base permanente fuera de nuestro planeta. Pero, ¿de dónde viene todo esto? ¿Qué futuro le espera a nuestra especie?

Es lógico pensar que el siguiente paso de la humanidad sea su expansión por los distintos cuerpos del sistema solar. Somos una raza que lleva la exploración en sus genes, una especie que siempre ha demostrado fuertes ansias expansionistas. Tal y como se ha podido comprobar a lo largo de la historia. Actualmente, sólo existen humanos en el planeta que nos vio nacer y en unas pequeñas cápsulas de aire a 400 km de altura, las estaciones espaciales. Sin embargo, con el nuevo paradigma explorador, no es de extrañar que en unas pocas décadas estemos pisando la superficie de otros mundos como Marte o La Luna. Un periodo de tiempo lo suficientemente corto para afectar a las personas que viven a día de hoy y que parece estar en manos de unos pocos millonarios. 

Yuri Gagarin

Toda esta historia comienza el 4 de octubre de 1957, con el lanzamiento del primer satélite artificial, el soviético Sputnik 1. Tras él, la Unión Soviética volvió a lanzar otro satélite, esta vez llamado Sputnik 2, con la perra Laika a bordo, convirtiéndose en el primer ser vivo en el espacio. A partir de aquí, fruto de la enemistad entre las dos grandes superpotencias del momento, los soviéticos y los estadounidenses, se desarrolló una carrera espacial que marcaría parte de la Guerra Fría. 

Tras los primeros satélites, llegarían otros momentos históricos como el primer ser humano en el espacio de la mano del también soviético Yuri Gagarin, la primera mujer en el espacio con Valentina Thereshkova o el primer paseo espacial. Podrán observar entonces que todos estos grandes éxitos fueron fruto de la ingeniería de la URSS, dejando a Estados Unidos como un segundón en la conquista del espacio. Y esto era algo que el gobierno de la Casa Blanca no se podía permitir.

Vestigios de Apolo
A partir de aquí, y con la presión a niveles altísimos, los estadounidenses consiguieron lo que parecía imposible, poner el pie en La Luna. El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong pronunciaba unas palabras que aún hoy perduran en la conciencia de nuestra especie: "Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad". Así, con esta simple frase, los Estados Unidos ganaban una carrera que se había prolongado durante dos décadas y que todo parecía presagiar una victoria del bloque del este, pero que los caprichos de la historia quisieron cambiar.

Durante los siguientes años, numerosas misiones del programa Apolo consiguieron alcanzar nuestro satélite. Un total de doce hombres (efectivamente, ninguna mujer) pisaron La Luna hasta el 14 de diciembre de 1972, cuando el Apolo 17 finalizó su viaje. A partir de aquí, con el desmantelamiento de los Saturno V, únicos cohetes capaces de llevar a nuestra especie a otros mundos, y la caída en desgracia de la Unión Soviética, la carrera espacial perdió fuelle y únicamente se centró en misiones científicas. La odisea de exploración de otros mundos finalizó tal y como había empezado, con el conflicto entre dos super potencias.

Y pasadas las décadas, este conflicto no cambió, aunque sus protagonistas sí que lo hicieron. Con la llegada del siglo XXI, dos multimillonarios decidieron invertir sus ingresos en reanudar un evento que marcó generaciones, un fragmento de historia que provocó enormes avances para la humanidad. Obviamente hablamos de Elon Musk y Jeff Bezos, dueños de compañías como Tesla Motors o Amazon. Unos personajes que se encuentran entre los más ricos del mundo y entre cuyos objetivos se encuentra la colonización permanente del espacio.

A Jeff Bezos se le conoce sobre todo por ser el fundador de la empresa Amazon, el mayor gigante del comercio electrónico mundial. Con los ingresos generados por este, en el año 2000 funda la compañía aeroespacial Blue Origin. Una institución que, de acuerdo con su página web, está comprometida "a construir un camino hacia el espacio para que nuestros hijos puedan construir el futuro". Un camino que, tal como veremos, ya está en marcha. Entre sus últimos éxitos está el diseño y funcionamiento de varios vehículos reutilizables, lo que disminuye en gran medida el coste de las misiones, o el logro de alcanzar el espacio por parte del propio Bezos, una herramienta de márketing que le ha tenido en boca de todos.

Blue Origin

Por otro lado, Elon Musk es dueño de multitud de compañías como Neuralink, OpenIA, Tesla Motors o la más dedicada al sector aeroespacial, SpaceX. En 2002, es fundada y pronto manifiesta su deseo de alcanzar el planeta rojo, tomándolo como el siguiente paso lógico en la expansión humana por el sistema solar. Y de acuerdo con el fundador de la empresa, “quieres despertarte por la mañana y pensar que el futuro va a ser grandioso, y de eso se trata ser una civilización que viaja por el espacio. Se trata de creer en el futuro y pensar que el futuro será mejor que el pasado. Y no puedo pensar en nada más emocionante que salir y estar entre las estrellas”. Un auténtico sueño infantil convertido en objetivo empresarial.

SpaceX

Entre los mayores éxitos de esta compañía, encontramos las casi 160 misiones realizadas, el diseño de cohetes reutilizables y el lanzamiento del coche Tesla a través del Falcon Heavy, un evento que supuso un enorme impulso a la empresa de Musk frente a la de Bezos. Al final, el reconocimiento de las acciones llevadas a cabo por estas compañías consiste en puro márketing. 

Ambas empresas tienen multitud de similitudes y de diferencias, aunque quizás la más importante de estas últimas es su objetivo: La Luna y Marte. Actualmente las dos empresas trabajan mucho el sector del espacio cercano a la Tierra, la de Bezos con vuelos suborbitales para turistas (él mismo experimentó uno de ellos) y SpaceX con un contrato con la NASA para llevar suministros y astronautas a la Estación Espacial Internacional. Y hablando de agencias públicas, ¿qué pasa con ellas?

Starship
Actualmente diferenciamos de forma clara las dos caras de la carrera espacial que vivimos. Por un lado, estas dos compañías, dedicadas a misiones con contratos de por medio, ya sea con administraciones o particulares, y cuyo objetivo es colonizar el espacio, aunque obteniendo en el camino el máximo beneficio. Mientras tanto, por el otro, en el marco de las instituciones públicas como la NASA (agencia espacial estadounidense), la ESA (agencia espacial europea) o la JAXA (agencia espacial japonesa), tenemos una política fuertemente orientada hacia la investigación o el estudio científico del sistema solar y del universo en general. Aunque muchas veces podemos apreciar la sinergia entre ambas con el ejemplo de SpaceX que acabamos de citar.

El paradigma actual es fruto del equilibrio entre las instituciones públicas y privadas, entre el máximo beneficio y el descubrimiento científico. Muy pocos humanos han estado en el espacio, pero han sido multitud de sondas las que hemos mandado a todos los mundos del sistema solar y más allá. Sin embargo, este tendencia que a día de hoy es sin duda predominante, parece que pronto cambiará.

Sigue siendo mucho más barato mandar una sonda que una persona entre las estrellas, pero con los avances en cohetería llevados a cabo por SpaceX y Blue Origin, cada vez el viaje espacial se va abaratando. Ejemplos como el de Bezos y el diseño de naves como la Starship de SpaceX, acercan a la humanidad un pasito más arriba. Pero, ¿nos acercan a todos por igual? ¿Estamos ante una carrera justa?

Los hechos demuestran que no. Hoy en día el espacio es únicamente accesible a los más privilegiados. Un viaje más allá de nuestra atmósfera cuesta casi tres millones de dólares, una cifra ridículamente grande para los ciudadanos de a pie. Y todo ello por un vuelo que muchas veces supera por poco los diez minutos, ya que no se alcanza el espacio como tal, sino la frontera entre nuestro mundo y el más allá, ubicada a unos 100 km de altura. Falta mucho para ver a los humanos desplazarse por el espacio, allí donde la atmósfera es nula y están únicamente acompañados por la radiación solar. Donde los planetas se aprecian como puntos brillantes y diminutos, donde la negrura del fondo estrellado lo absorbe todo. 

Pero eso es cosa del futuro. Las últimas acciones llevadas a cabo por estos dos multimillonarios demuestran que por ahora el espacio es un lugar que se reserva únicamente a los privilegiados. No ha habido ningún anuncio por parte de ninguna de las dos compañías en el que se ofrezca un vuelo suborbital para la gente corriente, ni en un cercano o lejano futuro. Por ahora, se trata de empresas que visualizan un comercio con movimiento de grandes sumas de dinero, cifras inimaginables para la gente de a pie. Y es que, si a esto le sumamos el aspecto legal, todo parece indicar que nos dirigimos hacia un futuro donde los pobres se quedarán en este planeta herido medioambientalmente y los privilegiados se establecerán en posibles colonias en Marte o La Luna.

Porque es cierto que la legislación que existen en nuestro planeta es vaga y difusa a lo que el espacio se refiere. No existen leyes específicas para exploración espacial, por lo que poco a poco se ha ido convirtiendo en el patio de juegos de estos poderosos. Un ejemplo claro de esto es la constelación de satélites Starlink. Un proyecto que, en un intento de dar conexión a internet a todo el mundo, ha ocasionado multitud de problemas a los astrónomos al estropear la calidad del cielo nocturno. Y ahí siguen, lanzándose cada pocos meses y siendo más y más, sin poder pararlos debido a la falta de un resquicio legal. 

Constelación de satélites Starlink.

Entonces, ¿veremos esto aplicado al viaje espacial? Es difícil decirlo, se trata de un tema muy complejo que se encuentra en pleno desarrollo y a toda velocidad hacia los objetivos marcados por Bezos y Musk. No sabremos qué futuro nos espera hasta que llegue el momento, pero eso no es motivo para que lo dejemos de lado. Este tipo de decisiones, que de una forma u otra van a marcar el destino de nuestra especie, como es lógico deben estar en la mano de toda la sociedad. Es importante informar, ser conscientes de las consecuencias que nos esperan y decidir todos juntos. ¿Será la nueva carrera espacial un viaje de poderosos o la democratización de las estrellas?

Fuentes:

1) Blue Origin: Página web oficial y artículo en Wikipedia.

2) SpaceX: Página web oficial y artículo en Wikipedia.

3) Elon Musk: Wikipedia.

4) Jeff Bezos: Wikipedia.

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