El 14 de marzo de 2020 el mundo daba un vuelco. Nuestras rutinas se vieron desfiguradas por un nuevo tipo de virus que nos encerró en nuestras casas. De repente, la vida se trasladó por completo al hogar, apenas saliendo de él y únicamente visitando el exterior para hacer la compra. Muchas cosas cambiaron y, a día de hoy, seguimos siendo conscientes, seguimos notando, las consecuencias de este fenómeno. En nuestros hogares, en nuestras mentes, en nuestros comportamientos... E incluso en nuestros trabajos. Numerosos empleos se vieron afectados por la pandemia. Algunos directamente acabaron en la calle, mientras que otros, por su condición de esencial, estuvieron trabajando durante esos más de dos meses de confinamiento. Y, aunque a veces la ciencia nos pueda parecer lejana e irreal, ajena a la realidad, también se vio afectada por este extraño evento, un paradigma al que no estábamos acostumbrados. Entre los muchos cambios que experimentó el sector, está sin duda el auge de los pre-prin
En la última entrada comentábamos que Internet había supuesto el germen de la mayor revolución vivida por la Humanidad en los últimos siglos. De repente, casi de un día para otro en términos históricos, toda la sociedad tiene acceso a multitud de conocimiento, ingentes cantidades de información que muchas veces llegan a desinformar. Aunque pueda parecer irónico, con las nuevas tecnologías, algunas antiguas supercherías y conspiraciones han vuelto a primera plana. Unas teorías sin ningún tipo de fundamento científico que muchas veces captan un público mucho más grande de lo que dicta la lógica en primera instancia. Instrumento original para la radiónica Para la asignatura de Discursos de la ciencia en la esfera pública del siglo XXI, vamos a seleccionar una de estas pseudociencias y ver en qué momentos de la historia se ha podido utilizar y por qué. En este caso, hablamos de la radiónica, una terapia basada en la energía y las frecuencias que supuestamente emite el cuerpo humano y, como